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Las investigadoras y las traductoras, ¿peores amigas o mejores enemigas? 

Por Ana María Rojo López
Universidad de Murcia

La dinámica entre investigación y traducción revela una interacción compleja y, a menudo, conflictiva en el mundo laboral. Este enfrentamiento se refleja a la perfección en el famoso dicho de Bernard Shaw: «El que sabe, hace; el que no sabe, enseña», que sugiere que la enseñanza y, por extensión, la investigación son refugios para quienes no logran el éxito en la práctica. Aplicado a la traducción y a la investigación, el dicho de Shaw podría reformularse como: «El que sabe traducir, traduce; el que no sabe traducir, investiga en traducción». 

Ahora bien, ¿tiene realmente sentido fomentar el enfrentamiento entre investigación y práctica profesional? En la traducción, la enseñanza y la investigación son centrales para el avance del conocimiento y la formación de profesionales competentes. Es más, habilidades de investigación como el análisis, la interpretación, la documentación y la recopilación de datos son fundamentales para encontrar el equivalente más adecuado. Cabe entonces preguntarse: ¿son realmente estas dos actividades adversarias inevitables o aliadas naturales?

La tensión entre investigadoras y traductoras probablemente se deba, en gran medida, a las diferencias en sus enfoques y prioridades. En los estudios de traducción, la mayoría de las investigadoras son profesoras universitarias dedicadas a desvelar los misterios de la actividad traductora desde un enfoque primordialmente teórico y abstracto. Por otro lado, las traductoras profesionales operan de una forma más práctica y concreta, aplicando sus conocimientos para resolver problemas y satisfacer las necesidades del mercado.

La escasa comunicación que existe entre ambas partes también puede ser una fuente de conflicto. Las investigadoras a menudo sienten que las traductoras profesionales subestiman sus estudios; las profesionales suelen opinar que las investigadoras están desconectadas de la realidad laboral.

El potencial de la colaboración

A pesar de estas percepciones, investigación y traducción tienen mucho que ofrecerse mutuamente. Las traductoras pueden proporcionar a las investigadoras información valiosa sobre las demandas del mercado y la viabilidad práctica de sus teorías. A su vez, la investigación puede aportar a las traductoras conocimientos, perspectivas innovadoras y soluciones creativas para los desafíos diarios de la profesión. Para lograr una colaboración fructífera, es esencial que tanto traductoras como investigadoras se acerquen y reconozcan el valor de sus respectivas perspectivas y habilidades. 

En los últimos años, hemos observado ya un acercamiento progresivo de profesión y academia. Las universidades han abierto sus puertas a profesionales que han empezado a desempeñar un papel más activo en el mundo académico mediante conferencias en las que comunican al alumnado universitario los desafíos y secretos de su actividad como traductoras. Por otro lado, la investigación en traducción también ha evolucionado hacia enfoques más empíricos y aplicados que usan participantes profesionales y añaden una capa de contexto y relevancia a menudo ausente en la investigación puramente teórica. 

Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer. Una colaboración fructífera requiere que las profesionales comiencen a confiar en el potencial de los resultados de la investigación para generar conocimiento de utilidad práctica que sirva para mejorar su rendimiento y la calidad de su trabajo. Por su parte, las investigadoras deben conferir a su investigación una dimensión más práctica y aplicada ofreciendo oportunidades de formación que se alineen con las necesidades del mercado y respalden teóricamente las prácticas profesionales. Esta sinergia entre teoría y práctica, entre investigadoras y traductoras, tiene el potencial de mejorar tanto la calidad de la traducción como la eficiencia del proceso y generar así un impacto positivo en toda la disciplina.

Evolución de la investigación en traducción

En los últimos 25 años, las investigadoras de traducción e interpretación han realizado esfuerzos notables para llevar a cabo una investigación más sólida, rigurosa y aplicada. La evolución de la investigación en traducción ha sido significativa, pasando de enfoques prescriptivos a metodologías más empíricas y descriptivas.

Inicialmente, las investigadoras se apoyaron en la lingüística para conferir un carácter más científico a sus estudios, centrándose en identificar y jerarquizar problemas de traducción entre diferentes lenguas. Este enfoque tenía un claro objetivo didáctico y priorizaba la intuición del investigador.

A finales de los años 80 y principios de los 90, la investigación en traducción comenzó a cambiar. En lugar de buscar equivalencias lingüísticas absolutas, se adoptó una noción más funcional y dinámica de la equivalencia, que incorporaba factores históricos y culturales. Esta nueva perspectiva condujo a un enfoque más descriptivo y práctico, que se centró en estudiar las normas de traducción y obras literarias específicas.

A finales de los años 90, surgieron dos líneas principales de investigación que marcaron un cambio hacia metodologías más empíricas. La primera se apoyó en la lingüística del corpus, lo que permitió analizar grandes conjuntos de datos textuales para obtener resultados más objetivos y cuantitativos. La metodología combinó el análisis estadístico con ejemplos cualitativos y creó un enfoque mixto que equilibraba ambos métodos. La segunda línea se enfocó en el proceso de traducción, integrando conocimientos de psicología, estudios de bilingüismo y neurología. Esta metodología empleó herramientas como lectores de movimientos oculares y programas de análisis de escritura para estudiar el esfuerzo cognitivo y los procesos mentales implicados en la traducción. Aunque estos estudios se basan en métodos cuantitativos, también los combinan con métodos más cualitativos para ofrecer un análisis más completo y riguroso.

El impacto de la inteligencia artificial en la traducción

La investigación en traducción también es crucial para lidiar con los nuevos retos de la profesión, especialmente ante la llegada de la inteligencia artificial (IA). La IA está transformando la traducción y ofreciendo herramientas avanzadas que pueden realizar traducciones rápidas y en gran volumen. Estas herramientas no son aún perfectas y presentan limitaciones que solo los traductores humanos pueden superar. Sin embargo, la tecnología avanza a pasos agigantados y debemos estar preparadas. 

En la carrera tecnológica, la investigación puede ser una poderosa aliada. La investigación puede ayudar a las traductoras a comprender y a utilizar la IA de manera más efectiva. Además, puede facilitar el desarrollo de nuevas competencias, mejorar la calidad de la traducción y asegurar la adaptación a las normas y prácticas cambiantes de la industria. En un mundo cada vez más dominado por la tecnología, la investigación es clave para que las traductoras sigan siendo relevantes y competitivas.

Un futuro de colaboración

Quizás ha llegado el momento de dejar de considerar las diferencias entre investigación y práctica como obstáculos para empezar a verlas como oportunidades de crecimiento y colaboración. La clave radica en el diálogo abierto, el respeto mutuo y la disposición para aprender y adaptarse. Las investigadoras pueden beneficiarse al involucrarse más activamente con el mundo laboral y comprender mejor las necesidades y desafíos a los que se enfrentan las traductoras. Las traductoras, por su parte, pueden aprovechar el conocimiento y la experiencia de las investigadoras para mejorar su práctica y seguir innovando en sus campos.

En última instancia, la relación entre investigadoras y profesionales no tiene por qué ser una lucha entre enemigas, sino una asociación en la que ambas partes se fortalezcan mutuamente. Al trabajar juntas de manera colaborativa y respetuosa, pueden aprovechar al máximo sus habilidades y conocimientos para abordar los retos actuales y futuros en sus respectivos campos. En lugar de ser peores amigas o mejores enemigas, podrían convertirse en aliadas poderosas en la búsqueda del progreso y la excelencia profesional.

Ana María Rojo López es profesora Catedrática en el Departamento de Traducción e Interpretación de la Universidad de Murcia, España. Es autora del libro Diseños y métodos de investigación en traducción (Síntesis, 2013) y ha publicado numerosas obras y trabajos académicos en editoriales y revistas de prestigio, tanto nacionales como internacionales. En la actualidad coordina dos proyectos de investigación que exploran el papel de las emociones en el proceso, producto y recepción de la traducción, la interpretación y la audiodescripción.


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