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Los profesionales de la traducción y la desinformación

Por Aura Navarro, trad. a.

Vivimos en una sociedad globalmente conectada en la que el acceso a la información casi inmediatamente y en cualquier formato forma parte de nuestra cotidianidad. Basta con hacer una búsqueda en cualquier motor para que el Internet lance millones de resultados en apenas microsegundos. Reflexionar sobre el exceso de información en el que vivimos nos lleva a detenernos en el fenómeno de la desinformación y a pensar en nuestro rol como profesionales de la traducción.

Pero comencemos por el principio y echemos un vistazo a la definición de desinformación, la cual implica, por una parte, la información errada o incompleta sobre la realidad y, por la otra, aquella información manipulada intencionadamente con la finalidad de servir a ciertos objetivos como, por ejemplo, manipular la percepción pública. Para distinguir los matices de la desinformación, Fundéu1 propone dos términos: noticia falsa y noticia falseada, respectivamente. En la primera, la falta es involuntaria, mientras que, en la segunda, es intencional y premeditada.


Una responsabilidad compartida

Tanto la información falsa como la falseada circulan a diario de forma galopante en los medios de comunicación y en las redes sociales. Este es un problema que preocupa desde hace ya un tiempo a las autoridades gubernamentales. En Canadá, se han implementado medidas para combatir la difusión de informaciones falsas y falseadas y para aumentar la concienciación de los diferentes actores internacionales. Ejemplo de ello es la Declaración mundial sobre la integridad de la información en línea2, redactada en conjunto con los Países Bajos y firmada por 36 países. Dicho esto, cabe mencionar que la lucha contra la desinformación no debe ocupar solamente a las autoridades, sino que se trata de un compromiso compartido que nos atañe a todos, a cada uno en su medida y en su ámbito profesional. 

La omnipresencia de la desinformación es un reto bien conocido en la cotidianidad de los profesionales de la traducción. ¿Qué postura debemos adoptar ante este océano de informaciones y de recursos? ¿Cuáles son los principios que deben orientar nuestras decisiones? Para responder a estas preguntas, es necesario regresar a los fundamentos éticos que deben guiar nuestra noble labor como mediadores lingüísticos y culturales.


Compromiso ético de los profesionales de la traducción

Recordemos que el Código de deontología de la OTTIAQ3 parte del principio de la estricta integridad que debe regir el desempeño de nuestras obligaciones profesionales en nuestro carácter de miembros, con vistas a la protección del público, lo que ha quedado establecido como la misión primera de la OTTIAQ. 

Ante las innumerables fuentes e informaciones disponibles, el traductor debe actuar con discernimiento y prudencia, con el propósito de emplear solamente aquellas que resultan pertinentes y confiables. Recordemos también que, según el Marco de referencia de competencias de la OTTIAQ4, este discernimiento y esta prudencia son competencias de base del profesional de la traducción. De esta forma, ante informaciones y fuentes poco confiables, es fundamental intensificar las precauciones en cuanto a la verificación de hechos de manera que se puedan garantizar la calidad y la veracidad de nuestro trabajo.  

Por lo tanto, si bien es cierto que no tenemos ningún control ni responsabilidad sobre las informaciones falsas y falseadas que circulan, sí tenemos el compromiso profesional y social de verificar las fuentes y la información que empleamos en el marco del desempeño de nuestra labor como mediadores lingüísticos y culturales.  

Ante la desinformación (o ante la duda sobre la veracidad de la información), debemos hacer uso de nuestro sentido crítico y regirnos por los principios más estrictos de ética profesional, integridad y rigor para no contribuir a la desinformación. En una sociedad donde la tecnología se desarrolla de manera rápida y exponencial, y donde la información y la desinformación circulan con un solo clic, la invitación es a regresar a los fundamentos y a ejercer nuestra profesión con objetividad, moderación, integridad y dignidad, como lo apunta nuestro Código de deontología.


Referencias

Real Academia Española. (2023). Diccionario de la lengua española. España.

Aura Navarro es doctora en traductología por la Universidad de Montreal. Cursó estudios postdoctorales en la Universidad Concordia. Sus intereses de investigación giran en torno a la traducción en la prensa temprana y a la historia de la traducción en América Latina. Actualmente funge como responsable de la formación profesional en el Departamento de Lingüística y Traducción en la misma Universidad. Además, enseña traducción y español en la UQTR.


1) Fundéu - Fundación del Español Urgente. RAE. (2017). Noticias falsas o falseadas, mejor que fake news. Disponible en línea:
https://www.fundeu.es/recomendacion/noticia-falsa-falseada-fake-news/ 
2) En francés, Déclaration mondiale sur l'intégrité de l'information en ligne, disponible en línea:
https://www.international.gc.ca/world-monde/issues_development-enjeux_developpement/peace_security-paix_securite/declaration_information_integrity-integrite.aspx?lang=fra
3) En francés, Code de déontologie de l’Ordre des traducteurs, terminologues et interprètes agréés du Québec, disponible en línea:
https://www.legisquebec.gouv.qc.ca/fr/document/rc/C-26,%20r.%20270
4) En francés, Référentiel de compétences, disponible en línea en el sitio de la OTTIAQ:
https://ottiaq.org/referentiel-de-competences/
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